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lunes, 25 de junio de 2012

Treintañeras II: La que tendría un hijo y en cambio adopta… lo que sea

(Texto Publicado en Victoria Rolanda el 18 de junio de 2012)

 “Me dan asco los besos en la boca”, decías a los diez y a los quince los buscabas como loca y se te hacían la figurita difícil si eras la gordita cuatro ojos, la traga chupa sirios o la buenuda obrera de las tareas del chico bonito de turno.
“Solo me interesa la carrera. Quiero focalizarme en meter todas las materias” decías a los veintiuno sin olvidar que te aburrían hasta el hastío las publicidades de pañales y aceites para la colita y a los treinta fuiste capaz de dar por finalizada la carrera sin haber cruzado la línea de llegada y no tendrías un hijo ya ya ya, pero las vidrieras de ropa para bebés comienzan a parecerte súper cancheras.   

Y es que a los treinta y pico sos capaz de reír con la sonrisa de un bebé y luego, cuando el hechizo se rompe, mirar a todos lados para constatar que nadie se haya notado la multitud de hormonas amotinadas pidiendo a cacerolazos limpios que tengas un bebé ya o dentro de poco porque sino van a empezar a caer como moscas sin haber disfrutado de la dulce espera.
Es que si tenés novio desde hace mucho, y mucho digo un año –eso es verdaderamente mucho para una treintañera- tu viejos y/o suegros ya ni piensan en el casamiento, viajan derecho y sin escalas al pedido de un nieto no tanto porque quieran que vos tengas un hijo sino porque ellos quieren tener un nieto. Si no tenés novio el problema es doble, porque tus viejos siguen queriendo ser abuelos pero no te facilitan la búsqueda de un padre cosa que debería suceder si es que de nuevo ellos son los que quieren tener un nieto a toda costa.

Así es aunque estés en una u otra situación las ganas de ser madre te aporrea la conciencia pero quizás no es el momento y entonces ¿Qué haces?, lo que hacemos todas: te compras una mascota o lo que es peor te enganchas con un pibe que parece una mascota porque lo único que hace es comer, mover la colita sólo de vez en cuanto, dormir y reclamar afecto cuando nadie esta dispuesto a dárselo.
No te preocupes, todas pasamos por lo mismo. Hacé una cosa, si viste un enterito de bebé re canchero compralo, no se lo muestres a nadie salvo a quien creas que se puede bancar tu hormonazo –y no solo hablo de algún mascotón de turno, también hablo de tus amigas que todavía pasan de largo en las vidrieras para chicos- y mientras tanto corre la voz por si alguien sabe de una gatita para adoptar. Por mi lado, el enterito esta guardado bajo cinco llaves, a mi gata la tengo cebándome mate mientras escribo esta columna y el mascotón cada tanto mueve la colita y yo le reclamo afecto.